Sí. De acuerdo con un estudio sobre el ciclo de vida de los tapones de corcho que Corticeira Amorim encargó a PriceWaterhouseCoopers, cada tapón de corcho natural es responsable de la fijación de 112 g de CO2, mientras que los tapones artificiales - de aluminio y plástico - emiten 37,2 g y 14,8 g respectivamente.
Cada tonelada de planchas de corcho puede dar lugar a una media de 66 700 tapones.
Sí. Al tratarse de un producto 100 % natural, los tapones son biodegradables y no contaminan el medioambiente si se tiran a la basura. No obstante, son totalmente reciclables y reutilizables. Aunque el corcho reciclado no se vuelve a transformar en tapones, puede utilizarse en materiales de revestimiento, aislamiento, tablones de corcho, kayaks de alta competición, raquetas de bádminton, pelotas de tenis y de críquet, componentes de automóviles y aviones, piezas de diseño y moda, y para muchos otros fines.
La motivación medioambiental es uno de los aspectos más importantes del reciclaje. Los tapones de corcho fijan las partículas de CO2 retenidas por la corteza del alcornoque. Si se descomponen o se incineran, liberan este CO2 a la atmosfera, contribuyendo así al calentamiento global. El reciclaje permite prolongar la capacidad de retención de CO2 del corcho. Cada tonelada de tapones de corcho retiene cerca de 1,07 toneladas de CO2 que, después de reciclarse, permanecen retenidas para siempre, ya que la reutilización de esta materia prima es ilimitada.
Por otro lado, el reciclado de los tapones usados también ayuda a potenciar la reutilización de la materia prima y a reducir el coste relacionado con la producción de otros objetos de alto valor añadido.
Amorim es pionera en el fomento del reciclaje de tapones y lleva a cabo programas de recogida en Portugal, EE. UU., Canadá, Francia, Italia, Reino Unido, Sudáfrica y Australia.
Conozca los proyectos de recogida de tapones en:
Cada centímetro cúbico de corcho puede contener cerca de 40 millones de células. Y en un único tapón de corcho hay cerca de 800 millones de células.
En todo el mundo se producen 13 000 millones de tapones al año. Si los juntáramos, darían 15 vueltas alrededor de la Tierra.
Hay indicios de que los pueblos del antiguo Egipto y la civilización romana ya utilizaban el corcho. En Francia se encontraron ánforas del s. III a.C. llenas de vino que todavía estaba en buen estado de conservación. El uso del corcho antes de la era industrial se remonta al final del s. XVII.