Los tapones de corcho son biodegradables y absorben CO2, pero su vida no termina al abrir una botella. El reciclaje y la reutilización de materiales permiten prolongar el ciclo de vida del tapón de corcho, contribuyendo a un mundo mejor. Aunque el corcho reciclado nunca se utiliza para fabricar nuevos tapones, puede emplearse en múltiples aplicaciones.
Al igual que el alcornoque del que proceden, los tapones de corcho, retienen CO2 de forma natural. Un solo tapón de corcho es capaz de absorber hasta - 562g de CO2. Pero para un material tan especial como el corcho, esto es sólo el principio. ¡Pop! La botella acaba de abrirse y comienza un nuevo viaje para el corcho.
Dado que los tapones de corcho son positivos de suyo, la posibilidad de prolongar su ciclo de vida mediante el reciclaje y la reutilización da un nuevo brío a su perfil ecológico.
Como mayor productor de corcho del mundo, Amorim ha desempeñado un papel pionero en el reciclaje del corcho. El grupo lanzó por primera vez un programa de reciclaje de tapones de corcho en Portugal en 2008, Green Cork, y rápidamente se adoptaron iniciativas similares en otros países, como Estados Unidos y Canadá (ReCork y The Cork Collective), Francia (EcoBouchon), Italia (Etico), España (Cork2Cork), Sudáfrica (Amorim Cork Life) y Australia (ReCork). En varios países, las campañas de reciclaje de tapones de corcho tienen una dimensión añadida de responsabilidad social. Por cada tonelada de tapones de corcho recogida, se hace una donación a una institución, en beneficio de la sociedad civil.
Aunque los tapones de corcho son sostenibles por naturaleza -un producto 100% natural y biodegradable-, su impacto medioambiental positivo puede ampliarse a través del reciclaje. En la planta de reciclaje de corcho de Amorim, los tapones de corcho usados se tratan y transforman en gránulos de corcho, abriendo un nuevo ciclo. Aunque nunca pueda volver a utilizarse como materia prima para otros tapones de corcho, el corcho reciclado puede emplearse en múltiples aplicaciones, desde revestimientos hasta aislamientos, superficies deportivas, pelotas de tenis, zapatos y componentes aeronáuticos.
La reutilización de los subproductos del proceso industrial, para que nada se pierda y todo se transforme, es otra práctica de Amorim. Sólo el 30% del corcho cumple los requisitos de calidad necesarios para producir tapones de corcho natural, pero el resto no se pierde. Molido y transformado en gránulos, el corcho vuelve al proceso de producción para fabricar tapones técnicos, corcho expandido o compuestos. Los residuos de la producción se convierten en biomasa - polvo de corcho - que cubre más del 68% de las necesidades energéticas del grupo. De las planchas al polvo de corcho, un modelo perfecto de economía circular se hace realidad.
"Trabajar con un material que no produce desperdicios, porque todo es reciclable, nos permite diseñar y explorar libremente diferentes geometrías".
Puesto en marcha en 2008, Green Cork es un proyecto de Quercus, desarrollado en colaboración con Corticeira Amorim y otros socios, que recoge tapones de corcho y financia la plantación de árboles autóctonos a través del Programa de Bosques Comunes. A través de este programa, ya se han recogido más de 117 millones de tapones de corcho y se han plantado más de 1.550 árboles. Un verdadero proyecto de economía circular que no sólo amplía el ciclo de vida del corcho, sino que también contribuye positivamente a preservar los bosques de Portugal.
Es el mayor proyecto de reciclaje de corcho de Estados Unidos y Canadá, creado en 2008 por iniciativa de la empresa de calzado SOLE. Los tapones de corcho reciclados, recogidos a través de una red de más de 3.000 socios, se transforman para ser aplicados en la producción de suelas de zapatos.
Lanzado en 2009, es responsable de la mayor parte de los tapones de corcho reciclados por Corticeira Amorim -alrededor de 300 toneladas de tapones al año- y tiene un fuerte componente de responsabilidad social, apoyando a varias instituciones benéficas, como Agir Cancer Gironde.
Creado en 2011, cuenta con cerca de 1.000 voluntarios y más de 5.000 puntos de recogida. Inspirada en este proyecto y en los estrechos vínculos de Italia con el mundo del diseño y la arquitectura, en 2019 se lanzó la colección SUBER, que ofrece una nueva gama de muebles y objetos contemporáneos fabricados con corcho reciclado.
Basado en una asociación con NH Hoteles, Cork2Cork comenzó en 2011, con el objetivo de recoger tapones de corcho en hoteles ubicados en España, Bélgica, Italia, Alemania, Francia y los Países Bajos. Hasta la fecha, se han reciclado más de dos toneladas de tapones y se han producido 8.000 m2 de pavimento (el equivalente a unas 300 habitaciones de hotel).
Lanzado en 2013, entre otras iniciativas, Amorim Cork Life ayuda a crear puestos de trabajo a través de la construcción de artesanías y objetos decorativos, a base de tapones de corcho reciclados, haciendo un impacto real no sólo en el medio ambiente, sino también en la comunidad local.
Lanzado en 2023, en colaboración con Dan Murphy y RM Williams, este programa recicla tapones de corcho para producir suelas de corcho para botas. Se están estableciendo nuevas asociaciones y, hasta la fecha, el programa ya ha recogido 1,4 millones de tapones de corcho, promoviendo un ciclo de vida más largo para este producto.
Lanzado en 2024, en Nueva York, con el objetivo de reducir los residuos, este proyecto recoge tapones de corcho usados de empresas locales, bodegas y consumidores para reutilizarlos en lugar de desecharlos en vertederos. Además de promover la economía circular, esta iniciativa educa a la gente sobre la importancia del corcho. Mediante asociaciones y campañas de sensibilización, el programa no solo minimiza el impacto ambiental, sino que también valora la cultura del vino y la tradición asociada al corcho.
Los alcornocales, conocidos como montado, son embajadores de la sostenibilidad e impulsores del desarrollo sostenible. Desempeñan un papel decisivo en el equilibrio ecológico del planeta, combaten el cambio climático y la desertización, y protegen la biodiversidad.
Estas zonas ricas en corcho son esenciales para combatir la pérdida de hábitats y promover prácticas sostenibles como la saca, que preserva la vitalidad de los árboles a lo largo de los años.