Sostenibilidad y el Montado La base natural del Corcho

Los alcornocales, conocidos como montado, son embajadores de la sostenibilidad e impulsores del desarrollo sostenible. Desempeñan un papel decisivo en el equilibrio ecológico del planeta, combaten el cambio climático y la desertización y protegen la biodiversidad.

El alcornocal es un ecosistema único, predominante en el suroeste de la Península Ibérica, especialmente en Portugal, que sustenta la biodiversidad y garantiza la sostenibilidad de los recursos naturales. En Amorim Cork, la sostenibilidad es uno de los pilares fundamentales para la producción de tapones de corcho, y el alcornocal es esencial en este proceso.

En la cuenca mediterránea, los alcornocales ocupan una superficie de 2,1 millones de hectáreas. Por este motivo, se consideran un pulmón para la región. Son cruciales para mantener el equilibrio ecológico y desempeñan un papel decisivo en la creación de un paisaje social, económico y cultural único.

Cuenta con el 34 % de la superficie mundial de alcornocales

Cuenta con el 34 % de la superficie mundial de alcornocales

Portugal es responsable de cerca del 45,6% de la producción mundial de corcho. El alcornocal no sólo permite a la gente vivir de la tierra, sino que sustenta a comunidades enteras. WWF calcula que unas 100.000 personas del sur de Europa y el norte de África dependen directa o indirectamente de este ecosistema. Los montados son, por tanto, un pilar socioeconómico esencial, que representa uno de los mejores ejemplos del equilibrio entre la conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible.

Este ecosistema es profundamente interdependiente de la acción humana. Diversas actividades, como la ganadería, la industria del corcho y el sector vitivinícola, dependen del cultivo del alcornoque en los alcornocales portugueses. La saca, una de las actividades agrícolas mejor remuneradas del mundo, es a la vez un legado cultural único, transmitido de generación en generación, y una actividad económica estratégica para esta región.

Alcornoque: el Árbol más generoso del Mundo

En el corazón del bosque hay un árbol milenario: el alcornoque. Conocido por su resistencia y su extraordinaria capacidad de adaptación, es uno de los árboles más generosos del mundo.

Con un sistema radicular profundo, un follaje perenne y un tronco robusto protegido por una capa de corcho, los alcornoques se adaptan perfectamente al clima cálido y a los suelos áridos de la cuenca mediterránea. Este ecosistema, el alcornocal, desempeña un papel fundamental en la sostenibilidad del medio ambiente al favorecer la infiltración del agua de lluvia y evitar la erosión del suelo. Los alcornocales contribuyen a regular los ciclos hidrológicos y a luchar contra la desertificación, tan frecuente en algunas regiones de Portugal.


Los alcornocales contribuyen de forma significativa a la calidad del aire que respiramos y al futuro del planeta al frenar el cambio climático. Un alcornoque puede vivir hasta 200 años, y a lo largo de su vida retiene grandes cantidades de CO2, ayudando a reducir los gases de efecto invernadero, una de las principales causas del cambio climático.

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Ningún otro árbol ha dado tanto exigiendo tan poco".
Cada año, los alcornocales retienen 14 millones de toneladas de CO2, y esta capacidad se extiende también a los productos de corcho, incluidos los tapones, que siguen cumpliendo esta función. Es más, durante el proceso de autorregeneración tras
la saca, la capacidad de absorción de CO2 del árbol se multiplica por cinco. Incluso después de la extracción del corcho, el alcornoque sigue protegiendo el medio ambiente, reforzando su papel esencial en el alcornocal y en la sostenibilidad.

Alcornoque: el Árbol más generoso del Mundo

En Portugal, el país con la mayor superficie de alcornocales de todo el mundo, la dehesa está protegida por ley desde el siglo XIII

El alcornoque es tan querido y respetado que en 2011 fue declarado por unanimidad Árbol Nacional por el Parlamento portugués. En 2018, el imponente Whistler, el alcornoque más grande y antiguo del mundo, fue elegido Árbol Europeo del Año.

En Portugal, el país con la mayor superficie de alcornocales de todo el mundo, la dehesa está protegida por ley desde el siglo XIII