Más de 160 botellas de champán con aproximadamente 200 años fueron recientemente encontradas en el mar Báltico. Su recuperación tuvo el apoyo técnico de la Corchera Amorim, que aseguró la sustitución del corcho original por un nuevo tapón de corcho natural.
El champán, proveniente de un navío naufragado en 1800, fue descubierto por buzos en el pasado mes de julio, a 50 metros de profundidad y junto a la costa del archipiélago de Åland, región autónoma de Finlandia.
El asesoramiento técnico de Corchera Amorim fue solicitado por parte de las autoridades finlandesas y por los especialistas de la bodega francesa Veuve Clicquot al enfrentarse a la necesidad de asegurar la correcta preservación de este champán hundido en el fondo del mar.
Tras el proceso de selección de la máquina manual más adecuada para el embotellado, el equipo de Corchera Amorim sustituyó los corchos en un lugar cerca del naufragio, para minimizar el posible impacto en la calidad del champán. El nuevo tapón de corcho natural fue colocado en una pequeña cantidad de botellas, ya rescatadas, aunque la mayoría se mantiene inmersa en un lugar secreto.
En un evento realizado en Mariehamn, capital de la región autónoma de Åland, se abrieron dos botellas de este champán histórico. Richard Juhlin, uno de los especialistas mundiales de champán más considerados, ha subrayado “el óptimo estado de conservación de un néctar transportado desde la profundidad del océano”.
Ernesto Sá Pereira, responsable del equipo técnico de champán de Corchera Amorim, destacó que “Es un honor para la Corchera Amorim haber sido llamada a colaborar en la recuperación de este champán único. Hemos desarrollado rápidamente una solución que partió del diseño de un tapón de corcho natural conforme a las especificidades de estas botellas tan antiguas”.
Iniciada poco después del descubrimiento, la operación de rescate y la recuperación de cada botella del fondo del mar han representado un gran desafío técnico. La mayor dificultad fue la necesidad continua de ajustes en el control de la presión y en los cambios de temperatura, para no afectar el champán.
Según los arqueólogos, algunas de las botellas son oriundas de Maison Juglar, que cesó su producción a finales de 1820. No obstante, y dado el buen estado de los corchos —donde es posible ver el símbolo de un cometa—, se han podido identificar algunas botellas producidas por Veuve Clicquot.
Ernesto Sá Pereira considera que las notas de los especialistas son un tributo al tapón de corcho natural: “El hecho de que este valioso líquido se haya mantenido preservado en el fondo del océano durante 200 años es la prueba de la capacidad única del tapón de corcho para conservar vino y champán de todo el mundo”.
El Gobierno provincial de Åland pretende subastar una parte de estas botellas. La previsión apunta para las cifras más elevadas atribuidas a una botella individual de champán hasta la fecha.